VILLENA, CONDICIONANTES ECONÓMICOS DE UN ENCLAVE HISTÓRICO. Por Víctor Hernández Ochando.

05.03.2017 13:07

 

    1. Relación entre la economía tradicional y el suministro de recursos hídricos a las poblaciones próximas de Villena.

    Villena presenta una rica historia que deriva de su estratégica situación geográfica, pues desde tiempos remotos dominaba la ruta que unía el litoral mediterráneo con la meseta castellana. Esta condición le permite establecerse, en la actualidad, como un importante nudo de comunicaciones entre las provincias de Valencia, Albacete y Murcia, que constituyen su frontera. El valle del río Vinalopó, que da nombre a la comarca, conforma un corredor natural debido a su situación perpendicular a las sierras penibéticas que cruzan en dirección SO-NE.

    Tradicionalmente, la economía villenense se fundamentó en la actividad ganadera y pecuaria, mientras que la agricultura presentaba una relativa debilidad, pues la tecnología del momento no podía salvar las dificultades que suponían la falta o exceso de disposición del agua. Sin embargo, la política que llevó a cabo don Juan Manuel durante el siglo XIII permitió el asentamiento de comunidades mediante la extracción de las aguas del subsuelo a través de la construcción de pozos y otras estructuras hidráulicas. El interés por estas obras encauzó el modelo de desarrollo económico del Señorío de Villena hacía el uso de las aguas subterráneas para la ampliación del regadío, impulsando la actividad agrícola en zonas con déficit hídrico.

     Ya entrado el siglo XVIII comienza un proceso de intensificación agrícola asociado al crecimiento demográfico generalizado a nivel nacional. Este avance supuso una importante mutación del paisaje agrario debido a la roturación de superficie inculta para la plantación de vid, olivos y otros árboles frutales, el cultivo de regadío o, en menor medida, la extensión de cultivos especulativos como la morera. Junto a ello, se procede a configurar las laderas de poca extensión en terrazas de cultivo para aprovechar al máximo el relieve. No obstante, a finales de siglo se inicia otra etapa de crecimiento acelerado que, ante la necesidad de una mayor producción agrícola y de reducir las enfermedades pandémicas asociadas a las áreas pantanosas, causa la desecación del paraje de la Laguna de Villena.

    El agua es un activo de gran valor que constituye una seña de identidad del territorio de Villena, pero como tal, su gestión resulta complicada pues durante varios siglos se dilata la disputa entre las ciudades próximas por su uso. A mediados del siglo XVIII la desecación de la laguna ofrecía una serie de ventajas para Villena, comentadas anteriormente, y para Elche, que podría hacer frente a la mala racha agrícola. Sus intereses chocaban con el de las poblaciones situadas a lo largo del discurso del río (Sax, Elda, Novelda) que en un primer momento consiguieron frenar la iniciativa. Sin embargo, solamente consiguieron frenar la desecación durante dos décadas hasta que empezaron las obras de desagüe de la laguna en el siguiente siglo con la construcción de la Acequia del Rey.

    A día de hoy los acuíferos de la cuenca del Alto Vinalopó sufren un importante agotamiento de sus reservas ya que abastecen a una área urbana – industrial compuesta por las poblaciones de las comarcas del Vinalopó y de L’Alacantí. La capital de la provincia obtiene el 40% de su suministro de agua de estos acuíferos. De ello, han surgido conflictos con los regantes del Alto Vinalopó por el precio del agua, a los que se han ofrecido soluciones como la construcción del polémico transvase desde el Júcar que les proporcionase el agua necesaria para uso agrícola.

    Por otro lado, el contexto territorial está estrechamente ligado al surgimiento de un núcleo de desarrollo autóctono en el ámbito industrial. A lo largo de las poblaciones próximas al río Vinalopó se establecen industrias que hacen uso del caudal, modesto pero continuo, para obtener energía. Así pues, destaca la reconversión de antiguos molinos en fábricas de papel, o la aparición de industrial del textil o del cuero.  La llegada del ferrocarril Madrid – Alicante a mitad del siglo XIX, junto a su ventajoso posicionamiento geográfico, promovieron el desarrollo de una agricultura comercial y el fomento de industrias artesanales de productos como las alpargatas o el jabón.

    2. Cambios de la orientación productiva durante el siglo XX en Villena y su impacto sobre la trama urbana.

    El carácter fronterizo que dota a Villena como un importante nodo de comunicaciones permitió el desarrollo de actividades comerciales y artesanales a partir del siglo XX. La producción agraria se enfocaría hacia la comercialización, especialmente el cultivo de la vid, cuyo auge impulsaría la actividad industrial del sector textil y del calzado. Por otro lado, con la desecación de la laguna las actividades extractivas ganarían peso en detrimento de la agricultura.

    El daño que ocasionó la filoxera en Francia abrió las puertas a los agricultores de la vid de todo el país, que comenzaron a producir y exportar de manera masiva su producto, lo que generó enormes beneficios económicos. En el caso de Villena, aquel aumento de los ingresos revertió sobre otras industrias más competitivas, sobre todo, calzado, textil, actividad maderera o de materiales de construcción. El sistema de funcionamiento de estas industrias con un tejido estructural débil se basaba en el putting-out system, es decir, en la compaginación de una agricultura residual a tiempo parcial con la actividad artesanal o fabril a través de la producción en el domicilio familiar, que permitía obtener una renta extra.

    En la época del desarrollismo se produjo un importante desarrollo de la industria, especialmente del calzado a lo largo del corredor del Vinalopó, puesto que podían competir en precios en los nuevos mercados. Sin embargo, en la década de los ochenta se dan una serie de cambios socioeconómicos ligados a la expansión del capitalismo, que fomentó la entrada de nuevos países productores con precios bajos en un mercado global cada vez más complejo. La industria se vio obligada a iniciar un profundo proceso de reestructuración para poder ser competitiva, por lo que procedió a la innovación tecnológica, a la diferenciación del producto a través del valor añadido o, incluso, al retorno del trabajo a domicilio, estacional y precario.

    Reflejo de ese beneficio que se produjo en el siglo pasado puede observarse en la evolución urbana de Villena. La ciudad se inició al pie de un cerro fortificado, con callejas empinadas hacia el castillo y un barrio señorial con casonas hidalgas. Gracias a la industria, la población experimentó un considerable aumento que se tradujo en la creación del ensanche, orientado hacia la carretera y donde se establecieron las personas que hicieron negocio con el vino. Mientras, la gente que no pudo acceder a ese poder siguió viviendo en los barrios de los alrededores del castillo y muchos de ellas en casas-cueva, lo que, poco a poco, provocó la degradación de la zona con viejas viviendas a precios económicos y generando desestructuración social, especialmente, en el barrio de las Pedreras.  El desplazamiento del mercado y la plaza central supuso durante el siglo pasado un golpe letal para el casco antiguo.

    En las últimas décadas, las políticas urbanas se han enfocado en la recuperación económica a través del turismo. Por ello, se han favorecido las iniciativas, tanto públicas como privadas, que tratan de revitalizar el aprovechamiento del patrimonio artístico que dispone el casco antiguo, facilitando para ello la realización de una carretera de acceso directo a esta zona hace diez años. Además, dentro de los retos urbanos de la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado de Villena se establece la compra y restauración de edificios anexos al castillo.

    El castillo de la Atalaya, marca de identidad de la ciudad, resulta ser un recurso turístico caníbal, pues no da visibilidad a otros como el Tesoro o la gastronomía tradicional, que el Plan de Dinamización turística trata de poner en valor a través de la venta de bonos de visita conjuntos.

    La política social-urbanística de Villena es un ejemplo ilustre de reconversión de una zona histórica degrada. Se ha puesto en manifiesto la importancia de la participación activa de los vecinos, que han dado soluciones a los problemas urbanísticos del casco antiguo, utilizándolo como reclamo en festejos como la Fiesta del Medievo o la recuperación de tradiciones como el encalado del castillo.

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