RAN, OBRA MAESTRA DE KUROSAWA.

03.08.2014 19:23

 

                Akira kurosawa es uno de los grandes nombres de la Historia del Séptimo Arte, capaz de deslumbrar a gentes de muy variada procedencia. Fascinado por el hidalgo mundo de los samuráis, el maestro nipón adaptó El rey Lear de Shakespeare en una gran película de 1985, Ran, que conquistó una muy justa notoriedad mundial a nivel de crítica y público.

                La cinta combina con elegancia una exquisita puesta en escena con una agudísima observación del carácter humano a propósito de la sinceridad y de la gratitud. En este drama familiar de grandes batallas muchos se pueden ver reflejados sin necesidad de ser grandes señores japoneses de los siglos XV y XVI, especialmente cuando se concluye que la raíz de la desgracia humana no reside en los entristecidos dioses, sino en los enloquecidos humanos.

                El maestro Kurosawa ha sido uno de los pioneros de la contemporánea globalización, siendo adaptadas con fortuna al mundo del western algunas de sus cintas más representativas como Los siete samuráis. Tras la II Guerra Mundial el cine sirvió de punto de encuentro entre las tradiciones épicas de Oriente y Occidente, en las que se destacaba el valor del carácter individual del héroe, enfrentado contra viento y marea a un mundo ayuno de ética.

                Entre 1945 y 1991 los historiadores de Japón, Europa y Norteamérica establecieron un fructífero diálogo, y el feudalismo europeo fue comparado por autores de la talla de Joüon y Hall con el nipón, más patriarcalista que el primero. Precisamente los grandes señores del Japón pudieron desheredar a sus hijos díscolos a partir del Período Sengoku o de los Estados en guerra (1467-1568) con mayor facilidad que sus homólogos de Europa. Las guerras familiares desgarraron buena parte del pasado de nuestro continente, y la shakespeareana  Ran muestra los peligros de actuar sin semejante cautela, trascendiendo fronteras.

                Víctor Manuel Galán Tendero.