POLÍTICA, ARTE Y PERIODISMO, LA UNIÓN QUE DA CONOCIMIENTO. Por Jennifer Torres Padilla.

07.07.2017 15:12

 

    Para comenzar hablaré de cosas aisladas,  que al final de la introducción le verán sentido.  La primera de ellas es la política, un tema que siempre nos es difícil de entender y por lo tanto también difícil de tratar. Quizá es debido a la cantidad de subdisciplinas que abarca (financiera, judicial, etc.) o a los distintos partidos, algunos extremistas, otros centrales. Las personas solemos enterarnos de lo que ocurre a nuestro alrededor, ya sea política, terrorismo o deporte a través de las noticias de periódicos, telediarios, revistas. Por otra parte, otro tema que quiero tratar es el del periodismo, una profesión que procura recoger información, elaborar un discurso con ella y transmitirla de la manera más objetiva y verídica que sea posible a las personas. Una de las cosas de las que nos informa y que nos ayuda a entender es la política, además de hacernos saber los cambios que experimenta. Por último, llegamos a la tercera y última parte, el arte, eso que la mayoría de ocasiones se desprecia y se toma como cosa de locos…. Yo como estudiante de Historia del Arte, al decir que esa es la carrera que he escogido, suelo recibir caras de sorpresa o la pregunta del millón: ¿Eso tiene salida laboral?  Y hablo así ya que veréis que el artículo ayuda a defender y consolidar el arte como algo muy necesario. Una de las cosas que lo hace necesario son las alegorías, sin las que muchas cosas no podrían ser entendidas.

    Con estas líneas pretendo relacionar el mundo de la política, el periodismo y el arte, y no señores,  no estoy loca. Uno de los temas más tratados en el periodismo en el Sexenio Democrático (1868-74) es la política, que nos resultaría imposible de entender sin las alegorías, esa pincelada que da el arte para ayudar a comprender la realidad. Además, es precisamente el Sexenio el período de auge de los periódicos satírico-políticos en los que el tema de la política es tratado con alegorías, cuando cambia completamente el sistema de gobierno y los símbolos de la nación.

    Una de las principales fuentes de información sobre este tema lo tenemos en la revista La Flaca un diario de ideal republicano federal. Esta revista surge como el contrario al diario de ideal carlista La Gorda. El primer objetivo que se propone esta revista republicana  es dar a entender en su cabecera la situación de España tras la revolución del 68, en la que Isabel II se vio obligada a huir de España. El almirante Topete, ayudado por otros altos mandos, la inició en Cádiz. Tras el triunfo revolucionario, se estableció un gobierno provisional, que impondría la Constitución de 1869, que estableció la monarquía constitucional. Se buscó un nuevo rey, tarea que no fue nada fácil. Finalmente se eligió a Amadeo de Saboya, pero el monarca no duró mucho tiempo por las dificultades que se le plantearon. Tras su marcha, se proclamó el 11 de febrero de 1873 la I República. 

    La contextualización histórica permite entender las alegorías mostradas en La Flaca y saber identificar su contenido. Su cabecera representaba una España destrozada tras la revolución de 1868. En ella se muestra una persona extremadamente delgada, con vestimentas que no corresponden a su talla, apoyado en un escudo. Además, está acompañada por un león, el cual está totalmente desnutrido. Ya no es ese león agresivo y fiero representado en otras ocasiones.

    No solo hay una manera de representar alegóricamente a España, pues tenemos la mostrada como matrona. Esta representación se hacía acompañada de torres, que se apartaba un poco de la España clásica con túnica, que no dejó de usarse totalmente, aunque solo que su uso fue menor tras la revolución del 68. Se le suele mostrar con una túnica que recuerda a las usadas en el mundo romano. Uno de sus pechos está al descubierto, aludiendo a su papel de madre que amamanta a la población para que crezca sin problemas. Por otra parte, se unen elementos ya conocidos como la balanza alusiva de la justicia y las alas, recordando la victoria de la República. En su cabeza tocada con el gorro frigio también se puede observar la corona de laurel. Igualmente apreciamos chimeneas, un campesino trabajando la tierra, un puerto: todos los elementos que nos hacen pensar y tener esperanza en un buen futuro para España, nación recordada gracias al arcoíris, compuesto con los colores de la bandera.

    Otra forma de alegoría es mostrarla como Manola, con vestimenta de la época pero acompañada de símbolos que nos permitan reconocer que se trata de la Nación y no de una mujer cualquiera. Respecto a la representación como matrona, es necesario decir que es muy usada a la hora de ilustrar la Monarquía con sus símbolos (trono, escudo, corona, etc.). El hecho de que Tomás Padró quisiera llevar a cabo una representación distinta cuando lo normal era la matrona viene dado por el ideal republicano que esta revista tenía.

    La publicación tuvo una gran difusión y los artistas de estas alegorías tuvieron que hacer uso de una técnica que permitiera la creación de numerosos ejemplares. Tal técnica era la cromolitografia. La Flaca fue la primera revista en emplearla. Esta técnica utilizó la impresión a color en sus hojas. Los números que más se acercan a la perfección en esta técnica llegan incluso a recordar a pinturas.

    Si esta revista se hizo famosa por sus alegorías e ilustraciones, es necesario hablar de su artista, Tomás Padró. Nació en Barcelona en el año 1840. Ejerció como profesor de dibujo en la escuela de La Lonja barcelonesa, además de ser ilustrador satírico y pintor. En su papel de dibujante satírico, no era extraño que firmara con un pseudónimo, que solían ser las iniciales A.W.

 

    En las numerosas ilustraciones de nuestra nación vemos en ocasiones una España clásica, con túnica romana y una banda ataviada con los colores de la bandera. En nuestra revista, fueron pocas las ocasiones en las que la alegoría se hacía empleando la Manola. También es menester hablar de la posición y el rango que ocupaba dentro de la ilustración, pues en la mayoría solía ser la protagonista, pero también podía estar dibujada en una esquina o simplemente ser un objeto inanimado. Claro está que en la ilustración no solo era España, sino que aparecía acompañada, al principio con monarcas o personajes relacionados con la política, aunque con el tiempo esa compañía descenderá debido a que la realidad también se refleja en lo alegórico: la reina Isabel II abandona España y con ello su figura también deja de ser representada. En las distintas ilustraciones sobre la realidad del momento se emplearon el león, como símbolo del pueblo, el escudo o los colores que apelaban a la bandera.

    La Flaca defendió un ideal republicano federal, lo que explica cómo evolucionó la imagen de España a lo largo de los números publicados. La imagen comenzó siendo negativa, la del león famélico que comentábamos anteriormente por las consecuencias negativas de la monarquía isabelina. Al llegar la República, se mostró una mujer de buena imagen, bien alimentada, incluso con color en sus mejillas y con un semblante que transmite fuerza, pero al igual que la Monarquía, la República también fue decayendo. Los ideales de la publicación no llevaron a maquillar la realidad, y de nuevo España era mostrada de manera negativa, cansada. Su única diferencia era un gorro frigio en lugar de una corona.

 

 

    La Flaca fue una de las primeras revistas satíricas que marcó tendencia. Su autoría, sus ideales, las técnicas usadas, además del color, son algunos de los motivos que explican su relevancia. Como decía en la introducción, arte, prensa y política se unen para dar lugar a una de las formas más sorprendentes de información como puede ser la alegoría, una forma de ayudar a la gente a entender lo que ocurría a su alrededor, quizás con un toque de humor, el cual nunca viene mal.

 

Bibliografía.

https://mdc2.cbuc.cat/cdm/search/collection/flaca

https://mdc2.cbuc.cat/cdm/search/collection/carcajada

https://argonauta.revues.org/1540

Hemerotecadigital.bne.es

Prensahistorica.mcu.es

Hemeroteca digital, Ayuntamiento de Madrid.