LOS COMIENZOS DE LOS INGLESES EN ASIA. Por James Really.

15.07.2015 00:13

                Los beneficios de los viajes a las tierras de las especias resultaron a veces fabulosos para los comerciantes europeos del siglo XVI. Algunos llegaron a rendir provechos de 12 a 1 y los mercaderes ingleses no quisieron dejar pasar la oportunidad, en especial tras la derrota de la Gran Armada.

                En 1589 se pidió permiso a la reina Isabel para fletar navíos con dirección a las Indias Orientales. Tras una serie de titubeos dictados por la lucha contra España, Isabel los autorizó en 1600. El 31 de diciembre de aquel año se otorgó la carta de libertad a la Compañía de las Indias Orientales, encargada de gestionar el comercio inglés con Asia a cambio de una serie de pagos y ayudas a la corona.

                

                Los comienzos fueron modestos, pero en 1612 se logró establecer un tráfico regular entre Inglaterra y las Indias Orientales. También se organizó la Compañía en forma de sociedad por acciones. En 1615 se envió al Gran Mongol la embajada encabezada por sir Thomas Roe para solicitar privilegios comerciales. Roe se ganó al emperador mongol y los ingleses obtuvieron la factoría de Surat, consistente en una casa alquilada. El piso bajo se destinó a almacén de mercancías y el superior a residencia del presidente con sus asistentes.

                                

                Los mongoles trataron de equilibrar y reducir el ascendiente de los portugueses, entonces dentro de la Monarquía hispánica, acudiendo a los ingleses, que se convirtieron en unos correosos competidores de los holandeses en la región.

                    

                El gobernador general holandés de las Indias Orientales Jan Pieterszoon Coen, nombrado en 1617, se mostró muy combativo con los ingleses en el archipiélago de la Sonda, oponiéndose al tratado de reparto del comercio oriental de 1619 entre la Compañía holandesa y la inglesa con la aquiescencia de sus respectivos gobiernos. En 1623 exterminó el pequeño establecimiento inglés en Amboina, torturando y ejecutando a sus defensores. El rey Jacobo I no pasó de las amenazas y fue Cromwell el que arrancó indemnizaciones para las familias en 1653.

                Por el contrario, en 1622 los navíos de guerra de la Compañía inglesa habían auxiliado con eficacia a las tropas del persa Shah Abbas frente a los portugueses. Su guarnición en el castillo de la isla de Ormuz terminó rindiéndose, en medio de fuertes reproches entre portugueses y españoles por el curso de las operaciones. Estaba en juego el dominio del comercio del golfo Pérsico. El gobierno del Shah Abbas había sido cortejado por diplomáticos españoles en su lucha contra el imperio otomano, pero terminó imponiéndose su deseo de fomentar su poder económico con la construcción de carreteras y la producción de la sedería. Los ingleses, interesados en el mercado sedero, entraron en estas combinaciones a cambio de concesiones mercantiles.

                     

                En 1633 comenzaron a frecuentar con más asiduidad la costa de Bengala, demostrando su capacidad e iniciativa, que todavía estaba muy lejos de lograr el extenso imperio del siglo XIX.