LA PROTECCIÓN DEL MEDIO AMBIENTE BAJO ALFONSO X. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

09.12.2021 08:52

               

                La conservación del medio ambiente parece una cuestión muy actual ante las preocupantes noticias que cada año van acumulándose sobre el estado de salud de nuestro planeta. Varios informes apuntan a que España puede ser uno de los países de Europa más afectados por los efectos del cambio climático, con la subida del nivel del mar, episodios climáticos cada vez más extremos y sequías de mayor intensidad.

                Mucho antes del inicio de la industrialización, ya se hizo visible la preocupación de las autoridades y de algunos particulares por el estado del medio ambiente. Sus razones eran muy distintas a las actuales, ciertamente, con pretensiones de conservación y más óptimo aprovechamiento de los terrazgos de bosque, caza y pesca del realengo. Alfonso X el Sabio así lo entendió, y en las Cortes de Sevilla de finales de 1252 se establecieron varias disposiciones al respecto.

                Se ordenó que nadie podía apoderarse de los huevos de los halcones y los azores, las preciadas rapaces del arte de la cetrería. Tampoco se podían extraer de sus nidos a las aves que estuvieran empollando o criando para evitar males mayores.

                Este sentido previsor se extendió a la caza de perdices, liebres y conejos, igualmente circunscrita, estableciéndose la veda desde inicios de la Cuaresma a la festividad de San Miguel.

                Los recursos forestales, de tanto valor en todos los sentidos, no quedaron descuidados. Todo pirómano de árboles sería quemado, padeciendo su propio mal, y sus bienes decomisados en beneficio del fisco real. Nadie podría talar o dañar, por otra parte, árboles ajenos.

                La pesca tampoco se puso en olvido, prohibiéndose el envenenamiento de toda corriente de agua para lograr peces. Las huevas del preciado salmón tampoco podrían cogerse.

                Tales disposiciones nos hablan de la clase de transgresiones de aquel siglo contra el medio natural. Su reiteración en sucesivas Cortes del reinado del Sabio es elocuente de la clase de respeto que desgraciadamente merecieron.

                Bibliografía.

                Robert I. Burns (compilador), Los mundos de Alfonso el Sabio y Jaime el Conquistador. Razón y fuerza en la Edad Media, Valencia, 1990.