LA PRIMERA ACOMETIDA RUSA EN SIBERIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

17.10.2020 12:30

                  

                En el siglo XIX, Rusia era una de las grandes potencias de Europa y en una de las mayores del mundo actualmente, tras el hundimiento de la URSS. Su camino hacia el imperio no resultó sencillo, pues padeció no pocos altibajos. Entre los siglos XIII y XIV los príncipes de Moscú llegaron a ser tributarios de los poderes mongoles o tártaros, una situación que fue invirtiéndose.

                Conquistada Constantinopla por los turcos otomanos, Moscú se declaró la Tercera Roma y los rusos comenzaron su política expansiva. En 1552 no eran considerados por los europeos del Oeste ni plenamente tales ni el poder más fuerte del Este del continente, un honor que recaía en Polonia-Lituania. Sin embargo, en aquel año Kazán fue conquistado por ellos e impusieron sumisión tributaria al kan de Siberia, el gobernante tártaro que dominaba desde los Urales al Yeniséi. Los ríos Irtish e Ishim marcaban su límite por el Sur.

                Descendientes de la prestigiosa familia de Gengis Kan, sus gobernantes habían ubicado su capital en la estratégica Chimki-Turá (en una importante ruta comercial) y habían tenido que enfrentarse en más de una ocasión a la desobediencia de sus subordinados y a la hostilidad de ciertos pueblos nómadas. Su poder no era en absoluto menospreciable y entre 1555 y 1571 fomentaron la islamización. En alianza con los kanes de Crimea, en buena relación con los turcos otomanos, emprendieron la guerra contra los rusos.

                La familia Stróganov impulsó el avance de la frontera rusa en Siberia. Grandes comerciantes y negociantes, interesados en el comercio de pieles, establecieron fuertes en los acantilados de los ríos, en los que se asentaron soldados que ejercían también de campesinos. La falta de alimentos los llevó a introducirse cada vez más en el territorio.

                Los rusos fueron expertos en atizar las divisiones entre los tártaros, ya de por sí enfrentados, y emplearon los valles fluviales como líneas de penetración. El contingente comandado por el cosaco Yermak se mostró particularmente activo. Sus 5.000 hombres provistos de armas de fuego realizaron sucesivas incursiones entre 1578 y 1580.

                En aquel último año, se alzaría con la victoria y pidió al zar Iván IV administrar el territorio en su nombre, algo que le fue otorgado. Sin embargo, las cosas se complicaron para los conquistadores. A despecho de sus divisiones, los tártaros prosiguieron oponiendo resistencia. Una importante hambruna se abatió sobre el territorio en 1584 y el propio Yermak cayó al año siguiente en el curso de un ataque sorpresivo tártaro.

                Los rusos tuvieron que retirarse de no pocas de sus posiciones, pero no se resignaron y poco después volvieron con nuevos bríos. Fundaron la nueva Tiumén, a escasa distancia de la anterior Chimki-Turá. A finales del siglo XVI, la conquista rusa se encontraba encaminada, presta a nuevos avances en el Norte y el interior de Asia.

                Bibliografía.

                James Forsyth, A history of the peoples of Siberia. Russia´s North Asian colony 1581-1990, Cambridge, 1994.

                Igor V. Naumov, The history of Siberia, Londres, 2006.