LA POLÍTICA CARIDAD DE CARLOMAGNO.

22.11.2018 22:16

               

                Carlomagno es una de las grandes figuras de la Historia de la Europa medieval. Se convirtió en un verdadero emperador romano, según los cánones del gobernante de la Baja Romanidad. Tal mentalidad y tal proceder pueden apreciarse en su testamento del 811.

                Durante un tiempo se pensó que la Edad Media había sido letal para la herencia de Roma, y que solo la benemérita voluntad de alguien tan excepcional como Carlomagno había dado una breve tregua (el renacimiento carolingio) a semejante obra de destrucción. Hoy en día sabemos que el legado romano se mantuvo en la Europa Occidental, pues las monarquías germánicas conservaron las instituciones del derribado Imperio y se expresaron en latín según las formas culturales reconocidas. Carlomagno no fue a este respecto tan excepcional, y el cristianismo se adaptó a esta realidad, en la que el poder político encontraba un sólido estribo en el religioso.

                Se consideró Carlomagno emperador augusto. Referente intelectual del orden social, la Santa Trinidad sirvió de modelo para repartir sus bienes particulares, distintos de Francia, Italia y el Imperio, distinguidos por sus años de reinado. En este caso, se diferencian los reinos del patrimonio del monarca, el de su cámara.

                Los dividió por ello en tres tercios para que sirvieran de limosna o fueran a parar a sus herederos. Se reservó un tercio, y los otros dos se distribuirían a su vez en veintiuna partes, correspondientes a las ciudades metropolitanas: Roma, Rávena, Milán, Friuli, Grado, Colonia, Maguncia, Salzburgo o Juvavum, Tréveris, Sens, Besançon, Lyon, Rúan, Reims, Arlés, Viena, Tarentaise, Embrun, Burdeos, Tours y Bourges. Desde las mismas, representantes de la geografía del poder carolingio, se canalizarían los fondos a nivel inferior.

                La generosidad del emperador se canalizaba estratégicamente desde arriba, en orden descendente, al modo de la gracia de Dios. Atento a las cuestiones sagradas, Carlomagno declaró que los bienes de su capilla deberían de permanecer intactos, aunque toleró la venta de los libros de su extensa biblioteca a buen precio. Aquellos libros eran no solo un elemento de alta cultura, sino también un objeto precioso digno de figurar en un tesoro.

                Tal consideración tendría también las cuatro tablas preciosas o representaciones que nos dan una idea de la geografía de su tiempo, con su significado simbólico. La tabla que representaba Constantinopla sería destinada a la basílica de San Pedro de Roma, una verdadera declaración de intenciones. Asimismo, la de Roma iría a Rávena. Significativamente, los herederos recibirían la tabla de los círculos concéntricos y la elaborada con oro. A su modo, Carlomagno expresó sus aspiraciones políticas a través de su visión del mundo y de la eternidad.

                Fuente.

                Eginardo, Vita Caroli Magni Imperatoris. Edición de Louis Halphen, París, 1947, pp. 95-113.

                Víctor Manuel Galán Tendero.