LA LEONA DEL CANTÁBRICO.

01.04.2018 17:14

                Los castellanos medievales, del Norte del Duero a las Canarias.

                El siglo XII asistió a un importante desarrollo de la navegación y del comercio de la fachada atlántica europea. Potenciaron tal movimiento el establecimiento de la monarquía anglo-normanda a ambos lados del canal de la Mancha, y la organización de expediciones mercantiles y guerreras hacia el Mediterráneo y Tierra Santa en tiempos de la II Cruzada. El impulso abrazó igualmente al Norte de la península Ibérica, vivificado por el trazado del Camino de Santiago desde antes. Alfonso VIII de Castilla contrajo matrimonio en 1170 con Leonor de Plantagenet, la hija de Enrique II de Inglaterra y Leonor de Aquitania, lo que fortaleció los vínculos entre ambas orillas del golfo de Vizcaya. En 1187 aquel monarca castellano concedió fueros a una localidad que crecería en potencia e influencia en los siguientes siglos, Santander.

                Los santanderinos participaron al igual que otras gentes del Cantábrico en la conquista de Sevilla, donde Castilla hizo un alarde de poder naval. Consciente de su importancia, Alfonso X otorgó a Santander una serie de privilegios fiscales. En 1253 hizo a sus vecinos exentos del portazgo en la localidad de Población (enclavada en la Ruta Jacobea), en 1255 de los peajes de sus dominios –con la excepción de Sevilla y Murcia-, en 1263 del pago en las ferias de Valladolid, y en 1281 del diezmo de sus cosechas de vino. Santander se vinculó con el corazón mercantil y financiero de la Castilla coetánea.

                Carente del abastecimiento de trigo oportuno, tuvo que adquirirlo en el exterior. La sal almacenada en su alfolí le resultó de gran ayuda. Por ello, los santanderinos se quejaron en 1276 al rey cuando sus administradores impusieron la cuarta parte del valor de la sal aportada a la plaza, lo que retraía a muchos mercaderes a conducir allí cereal. El problema se superó finalmente, y en 1488 se indicó que no se prohibiera la molienda en Santander por parte de las autoridades de los marquesados de Villena y de Santillana. La localidad estaba en camino de convertirse en el principal puerto de exportación triguera de Castilla.

                Santander, como otros puertos de la orla cantábrica de la Corona de Castilla, entró en competencia a fines del siglo XIII con los de Aquitania. En un tiempo de debilidad del poder real en Castilla, el de la minoría de edad de Fernando IV, varias localidades se unieron en 1296 en la Hermandad de las Marismas contra sus oponentes aquitanos. Las luchas se prolongaron durante unos años. En 1309 se alcanzó un acuerdo entre Santander y Bayona. La navegación castellana ganó a partir de entonces relevancia en el Atlántico, y en 1392 el obispo y el cabildo de Burgos fueron agraciados con la décima parte de los diezmos del mar santanderinos.

                La conquista de Normandía había permitido a los franceses llevar la guerra a suelo inglés entre 1213 y 1217, y no desistieron de su empeño de abatir a sus rivales ingleses en los mares. En 1224 conquistaron La Rochelle, y su astillero de Rouen disponía en 1294 de personal genovés. Sin embargo, no contaban los reyes de Francia con todas las naves deseadas, por mucho que las requirieran en un momento dado a los comerciantes, y tuvieron que llegar a acuerdos de cooperación con otras potencias, como Castilla. Aquello fue una oportunidad para los santanderinos, pues los ingleses habían afirmado su poder con la toma de Calais en 1347. El rey Pedro I se inclinó por la alianza con Inglaterra, pero su hermanastro y rival don Enrique lo hizo por Francia.

                En 1364 Carlos V de Francia otorgó en Normandía privilegios a los comerciantes castellanos, y en 1374 una flota castellana atacó la isla de Wight. El Sur de Inglaterra fue atacado en 1377 por una armada combinada mandada por el almirante Fernán Sánchez Tovar y Jean de Vienne. Plymouth fue quemada. Se remontaron las aguas del Támesis en 1380, coincidiendo con un tiempo de declive del poder regio inglés. A comienzos del siglo XV la lucha entre castellanos e ingleses en el Canal era intensa.

                Los ingleses recuperaron posiciones y en 1419 volvieron a conquistar Normandía. La poderosa Hansa germánica se había puesto de su lado, y aquel mismo año los castellanos derrotaron a sus fuerzas en La Rochelle. En 1443 se firmó la paz con los hanseáticos, tras no pocas incidencias, y la navegación castellana prosiguió su avance.

                En el Santander del siglo XV reforzaron su posición dominante linajes como el de los Calleja y el de los Escalante, dentro de una dinámica común de oligarquización a otras localidades de la Corona de Castilla. En 1491 Fernando de Escalante, que navegaba en la nave de Juan de Agüero, fue acusado de tomar indebidamente mercancías a comerciantes de Venecia. La piratería no era entonces incompatible con el comercio, como bien demostraron los hombres de mar de Santander.

                Víctor Manuel Galán Tendero.