LA HIBRIDACIÓN RELIGIOSA. ¿UNA MEZCLA ENTRE CRISTIANISMO Y ISLAMISMO EN EL SIGLO XVI? Por JUAN CARLOS PÉREZ GARCÍA.

05.07.2014 10:15

Los siglos de pluralidad religiosa peninsular, que grosso modo terminó hacia el siglo XVII, momento histórico en el que tiene lugar el proceso de expulsión de los moriscos, dieron lugar a contactos, intercambios y confrontaciones de todo tipo en la Península.

Naturalmente, los historiadores se han interesado desde hace tiempo por los intercambios habidos a cuenta del contacto, De manera general, los historiadores se han centrado principalmente en el proceso de surgimiento de instituciones como la cruzada (la primera cruzada peninsular es la de 1064 contra Barbastro), el desarrollo de las órdenes militares y otros aspectos.

Incluso los europeos occidentales sospecharon que los cristianos hispánicos se habían contagiado de la influencia ejercida por musulmanes y judíos sobre la sociedad y la cultura. En el siglo XVI, parece que el mismísimo Erasmo de Rotterdam había denunciado el exceso de judaísmo existente en España.

Durante el siglo XX, el historiador Américo Castro subrayó que los siglos de estrecho contacto de las tres religiones en la Península habían producido una fuerte presencia de la religión en la sociedad española. Esto, según Castro, había desembocado finalmente en una intolerancia muy fuerte que llegó a ahogar el pluralismo religioso.

En esta entrada quiero destacar cómo la mezcla religiosa produjo fenómenos culturales extraordinariamente curiosos. Es el caso de Agustín de Ribera, un morisco que ha dejado rastro en los archivos inquisitoriales. Los moriscos eran católicos oficialmente, aunque, de forma general, mantuvieron creencias y prácticas religiosas musulmanas.

Ya sabemos que los documentos de la Inquisición, cuyas peripecias históricas han sido también muy apasionantes, proporcionan múltiples datos individuales y colectivos, culturales, sociales y económicos.

Agustín cae en poder del Santo Oficio en 1535, cuando es todavía un niño. Para entonces cuenta con un numeroso grupo de seguidores, construido sobre una serie de fenómenos sobrenaturales que rodean la vida del niño:

-          En determinados momentos entra en éxtasis.

-          Tiene visiones en las que, según él mismo refiere, viajó a la otra vida.

-          Recibe revelaciones divinas y recibió revelaciones.

La Inquisición considerará al niño una especie de profeta islámico. Pero lo sorprendente del asunto no es esto. Precisamente lo más llamativo es que representa un caso de sincretismo cultural-religioso en la sociedad española de entonces, puesto que tiene sus paralelismos con las visionarias y beatas que parecían tener experiencias similares en el siglo XVI. Unas fueron perseguidas y otras protegidas desde altas instancias del poder político español.

En definitiva, ¿estamos hablando una mezcla religiosa de lo islámico con lo cristiano? Porque las visiones del pobre Agustín  parecen haber surgido en un contexto propicio a las mismas e incluso parecen fijadas en común con la mayoría cristiana de Castilla.

Así pues, este caso revela la existencia de una forma híbrida de la religiosidad musulmana y católica. Esto permite además dudar de algunos aspectos que hasta tiempos recientes eran casi incuestionables: la naturaleza misma de la  ortodoxia que se estableció en España a través del Tribunal de la Inquisición; la presencia de fórmulas religiosas mixtificadas; la dificultad, en consecuencia, de fijar la naturaleza de la disidencia religiosa española, etc.

PARA SABER MÁS.

Mercerces García-Arenal, “A Catholic Muslim Prophet. Agustín de Ribera, the Boy Who Saw Angels“, en Common Knowledge 18:2 (2012), pp. 267-291. Número especial dedicado a las actas del Simposium: Fuzzy Studies: A Symposium on the Consequenceof Blur (Part 2).