LA FÁBRICA DE FUSILES DE CÁDIZ DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

10.07.2021 11:23

 

                La guerra contra las tropas napoleónicas alentó el desarrollo industrial de ciertas ciudades españolas, como fue el caso de la comercial Cádiz.

                Era una de las grandes bases navales de España, a despecho de Trafalgar, y en 1809 contaba con un laboratorio de armas, insuficiente ante el cúmulo de las circunstancias bélicas.

                Se encomendó inicialmente al marqués de Villel, Juan Antonio de Fivaller, que padeció una sonora protesta popular en Cádiz al suponérsele partidario de los franceses. Más allá de este incidente, se buscaron por la España resistente cerrajeros y herreros para que laboraran allí. La idea era establecer una verdadera fábrica de fusiles.

                A la plaza de Ronda se pidieron hasta cuatro mil cajas de fusiles y una buena provisión de carbón de piedra. Tampoco se descuidó la madera necesaria.

                Se recompusieron con tino las armas recibidas en el arsenal de la Carraca, además de ejecutar las oportunas pruebas de artillería a cargo del personal especializado.

                Antes de que finalizara el 1809, se estableció en la fábrica una bomba de vapor para barrenar los cañones, cuyo maquinista fue Juan Pérez de Luna. Por ello, se le asignaron a la semana 20.000 reales de la renta de correos, pues su valor era enorme para la resistencia española.

                Fuentes.

                ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL.

                Estado, 35, B.