LA DERROTA INGLESA EN LA ESPAÑOLA (1655). Por Víctor Manuel Galán Tendero.

01.02.2022 09:08

               

                Los ingleses pensaron que sus colonias en la América del Norte no gozarían de un futuro próspero y dirigieron su mirada hacia el Caribe español, concretamente hacia la isla de La Española. En 1647, el embajador español alertó de un posible ataque inglés.

                Oliver Cromwell ansió conquistar Puerto Rico, La Española y Cuba para lanzarse contra Cartagena de Indias, que se erigiría en el centro del nuevo imperio inglés y protestante de América. La ruptura de hostilidades con los aborrecidos españoles, en guerra también con los franceses, le permitiría cumplir el Gran Designio o sus empeños de expansión en las Indias

                Cromwell encomendó la campaña al almirante William Penn y al general Robert Venables, personas de su plena confianza. A finales de 1654 partió de Inglaterra una expedición de treinta y cuatro buques de guerra, junto a ocho auxiliares. Recaló en Barbados, donde se incorporaron más hombres y más naves hasta formar una fuerza de cincuenta y siete naves, con 2.800 marineros y 9.500 soldados.

                De Barbados navegaron hacia Antigua, Nevis y Saint Kitts, y entraron por el canal de Mona hacia el Caribe. Su objetivo inicial era Santo Domingo.

                El 13 de abril de 1655 se presentaron los ingleses ante el Placer de los Estudios, el estuario de la ciudad. Desembarcaron días después al Oeste, entre Nizao y Haina, pero los españoles apresaron a un soldado inglés, que reveló los planes de los atacantes.

                Los ingleses pensaban conquistar Santo Domingo, y muchos de sus vecinos huyeron con sus pertenencias y sus esclavos, recordando el ataque de Drake de 1586. La plaza parecía próxima a caer.

                Sin embargo, las fuerzas inglesas (compuestas de gente indisciplinada) afrontaron la dura resistencia de las fuerzas de lanceros, avezados a combatir a los franceses del Occidente de La Española. La intendencia inglesa padeció enormemente en aquella situación.

                Desde la ciudad de Santiago, en el interior insular, llegaron refuerzos, que permitieron también fortalecerse a los defensores en la posición de San Jerónimo. A 10 de mayo, los invasores desistieron. Derrotados, marcharon hacia Jamaica a probar fortuna.

                Para saber más.

                Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe, frontera imperial, 2 vols., Madrid, 1985.

                            

 

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