LA BATALLA DE MENORCA (1756). Por Gabriel Peris Fernández.

03.09.2017 11:50

                

                Comandada por el marqués de La Galissonnière, una flota de doce navíos de línea, cinco fragatas, seis chalupas cañoneras y ciento setenta y ocho naves de transporte partió de Tolón el 12 de abril de 1756 con dirección a Menorca, entonces en manos británicas. Desde 1754 Francia y Gran Bretaña habían roto hostilidades en la América del Norte. Durante aquel año del 56 la Prusia de Federico II se puso del lado británico en contra de Francia, Austria y Rusia. La guerra de los Siete Años había acabado de comenzar.

                La estratégica Menorca se encontraba en manos británicas desde 1708 por la vía de facto y por la de derecho internacional desde 1713. En 1756 la España borbónica permaneció al margen del conflicto, pero Francia lo aprovechó para atacar una posición que perturbaba su comercio y seguridad en el Mediterráneo Occidental.

                La flota francesa trasladó un ejército de unos 12.000 soldados al mando del duque de Richelieu, secundado por el conde de Maillebois y el marqués de Mosnil. Desembarcaron en la isla sin problemas el 17 de abril. Dos días después se hicieron sin grandes problemas con el dominio de Ciudadela. En Mahón tampoco encontraron mayores resistencias salvo las del castillo de San Felipe (erigido a mediados del siglo XVI), donde se habían acogido las fuerzas del gobernador, el general Blackney.

                Los franceses dispusieron una batería a 8 de mayo en el monte de las Señales. Al día siguiente, el coronel Brigueville tomó el arrabal inmediato al castillo con cuatro compañías de granaderos, seis piquetes y quinientos trabajadores. Allí también emplazaron otra batería artillera.

                Las cosas se complicaron para los sitiadores cuando apareció el día 19 una flota británica de trece navíos de línea al mando del almirante John Byng. Richelieu reforzó la francesa con trece piquetes. Mientras tanto, los asediados se animaron y dispararon con mayores bríos. En la madrugada intentaron hacer una salida, que fue frustrada por los granaderos franceses.

                La decisión de la batalla pasó al mar. El 21 ambas flotas intentaron ganar el viento de Barlovento para maniobrar con ventaja. Al mediodía, las dos se encontraban en posición paralela. Desde las 14.00 horas hasta el anochecer se luchó con energía. La ventaja se inclinaba del lado francés y Byng puso ruta hacia Gibraltar. Más tarde fue sometido a Consejo de Guerra y sentenciado a ser fusilado, aunque su oponente Richelieu lo consideró un hombre honorable. La ejecución del almirante movió la ironía de Voltaire.

                Los franceses prosiguieron el asedio, pero chocaron con los problemas del terreno y de carencia de artillería de grueso calibre y de víveres. En vista de ello, Richelieu ordenó un ataque general el 27 de junio, planificado por el conde de Maillebois. Por la izquierda francesa, el mariscal Laval atacaría los fuertes Strugen y Argile, Sades el reducto de la Reina, Beauveau por el centro el reducto del Oeste y a la luneta Carolina, y el conde de Lammion el flanco derecho. Se completarían estos movimientos con el desplazamiento de 500 soldados al fuerte de San Carlos y un segundo ataque a la derecha. Destacamentos en chalupas harían señales de coordinación y reforzarían la acometida.

                El ataque fue precedido de un bombardeo general. A las 22.00 horas del día 27 cesó y se inició el asalto general. Se tomaron los fuertes Strugen y Argile y el reducto de la Reina. Otras unidades se hicieron con el dominio del camino cubierto del castillo de San Felipe. A las cinco de la mañana, los asediados capitularon. Se les permitió a los supervivientes embarcarse con todos los honores militares hacia Gibraltar. Los franceses mantuvieron su control sobre Menorca hasta 1763, cuando la retornaron a Gran Bretaña. Siempre consideraron un grave error confiar la defensa de la isla casi en exclusiva al castillo de San Felipe.