FREAKS, LA PARADA DE LOS MONSTRUOS (1932)

26.07.2015 10:13

    Los freaks y las ferias ambulantes tuvieron un gran arraigo en la sociedad estadounidense, tanto que han contribuido a dejar importantes obras de arte en el ámbito pictórico y narrativo. Estas obras han reflejado los espectáculos que se realizaban en estas ferias con una atmósfera mítica y monstruosa, pero muy llena de encanto y humanidad. Esto se puede apreciar en la película “Freaks”, actualmente considerada como una película de culto pero que en su época estuvo llena de controversia.

    A finales de la década de 1920, Todd Browning era considerado uno de los grandes de la industria cinematográfica tras el éxito comercial de Drácula (1931), protagonizada por Bela Lugosi. Metro Goldwyn Meyer le encargaría la realización de una obra que lo condenaría al final de su carrera y que acabaría censurada en distintos países debido a la gran aprensión que despertaba en los espectadores observar la realidad tal y como es.

    Hans, un enano que trabajo en el circo, se enamora de la bellísima trapecista Cleopatra y abandona a su pareja Frieda, también enana. Cleopatra se mofa de Hans mostrando un falso interés en él. Cuando se entera de que su pareja ha heredado una gran fortuna, decide casarse con él para después asesinarlo y llevarse el dinero. En el banquete que realizan todos los freaks para celebrar el casamiento, Cleopatra explota cuando le dicen que forma parte de la familia y acaba humillando a todos los asistentes, y en especial a su desgraciado y defraudado marido.

Freaks

    Una historia de un engaño amoroso ambientado en una feria, ¿pero dónde surgía la gran controversia de esta película? Todd Browning quiso reflejar la realidad y decidió que esta historia tenía que contar con actores con verdaderas malformaciones físicas, cosa que maldijo el film.

    Los problemas comenzaron desde el primer momento. En el rodaje, actores y técnicos estaban molestos por compartir el espacio con los freaks y entre éstos surgió rivalidad. Posteriormente, la productora ponía pegas para estrenar la película y en la sesión del preestreno los espectadores salieron horrorizados. Para el debut se tuvo que reeditar y censurar muchas escenas.

    A Browning le salió caro romper con los convencionalismos y mostrar otra visión de los freaks. Hasta el momento, el público los veía como piezas de exhibición monstruosas y con las que no mantendrían ningún tipo de contacto, pero los freaks son personas y tienen sus propios sentimientos.

    En una entrevista años más tarde, Todd Browning explicaría que con “Freaks” no quería mostrar a los protagonistas como seres bondadosos merecedores de compasión. El director dice que los freaks son seres humanos como los demás, con sus virtudes y defectos. No deben de ser admirados ni odiados, ni amados ni repudiados. Son como cualquier otra persona. Ese mensaje chocaba fuertemente con la mentalidad de la época.

     Otra idea cruel y sombría que muestra Browning en la película es como el ser humano está corrompido en lo más profundo, y la maldad es indiferente a ser bello o deforme, cualquiera es capaz de ejecutar un acto cruel como se muestra en la magnífica escena final del film.

    Con el paso del tiempo, Freaks se ha coronado como una de las mejores películas del séptimo arte. Ahora refleja de manera caricaturesca lo más horrendo de la realidad, ya que muestra la deformidad causada por la propia naturaleza, insignificante si se compara con las atrocidades que realizaría la especie humana en años venideros en Hiroshima, Nagasaki o Vietnam.

Freaks

Crítica de Víctor Hernández Ochando.

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