FRANCIA, DERROTADA MILITARMENTE (1940). Por Víctor Manuel Galán Tendero.

12.02.2024 08:56

               

                La derrota de Francia ante la Alemania nazi ha sido motivo de investigaciones y debates historiográficos de no escasa vivacidad.

                Muchos especialistas no consideran que los franceses contaran con menos medios materiales que sus oponentes de forma contundentemente clara. En 1939, Francia podía movilizar una fuerza militar de al menos un millón de hombres, en parte gracias al servicio militar de dos años, susceptibles de alcanzar los cinco millones. Sus cuadros subalternos estaban formados por unos 200.000 soldados profesionales, y los de mando por unos 33.800 oficiales, susceptibles de ser más con la incorporación de los de reserva. Con una población mayor, los alemanes disponían de unas fuerzas armadas de 4.187.000 hombres. Sin embargo, la cooperación de diez divisiones británicas y treinta polaca permitió a los franceses poner en el campo de batalla ciento cuarenta y cuatro frente a las ciento cuarenta alemanas. El noventa por ciento de los carros de combate franceses, Renault o Hotchkiss, eran modernos, pero adolecían de lentitud y estaban armados con cañones cortos. Se habían concebido para apoyar a los contingentes de infantería. Además, las fuerzas de Francia y de sus aliados no atacaron Alemania durante septiembre de 1939, cuando el III Reich se lanzó a la conquista de Polonia, desaprovechando su ventaja.

                Por otra parte, los alemanes habían modernizado los fusiles, ametralladoras y morteros de sus fuerzas de infantería. De los 2.800.000 fusiles del ejército francés en abril de 1940, sólo 35.000 eran de modelo reciente. La superioridad francesa en morteros quedaba debilitada por sus modelos de ametralladora y fusil-ametralladora menos modernos. También la aviación alemana se había beneficiado de las innovaciones de Entreguerras, disponiendo de una dotación de 1.500 cazas y 3.000 bombarderos, en vivo contraste con los 1.700 de los aliados en septiembre de 1939. El Estado Mayor del Aire francés no extrajo las oportunas lecciones de la Guerra de España, manteniéndose fiel a los aparatos multiplaza, más lentos y muy armados.

                No menos importantes que los medios de combate fueron las concepciones estratégicas y tácticas de cada uno. Francia y su aliada Gran Bretaña dejaron pasar la oportunidad de abrir un verdadero segundo frente durante la campaña de Polonia. Confiaron en ganar tiempo, acrecentando su superioridad material en un intervalo de dos años, en el que posiblemente lograrían nuevamente la ayuda de Estados Unidos. Tales ideas defensivas fueron asumidas por el Estado Mayor francés, que repartió tres mil carros de combate como apoyo de la infantería a lo largo de toda la línea de defensa fronteriza. Tales planteamientos, muy moldeados por la experiencia en la I Guerra Mundial, dejaron a un lado los del teniente coronel De Gaulle, apoyados por Paul Reynaud, de formación de una fuerza acorazada autónoma.

                Conscientes de los problemas con los que se habían enfrentado en la pasada guerra, los alemanes aplicaron una nueva táctica para vencer rápidamente. Concentraron en un sector del frente una importante fuerza acorada autónoma para conseguir el punto de ruptura, por el que irrumpiría la infantería motorizada. La unidad que hace posible esta guerra relámpago fue la división blindada o panzerdivision, compuesta por una brigada de quinientos carros de combate, una brigada de artillería de campaña, un regimiento de artillería motorizada y un batallón de ametralladoras motorizadas. Las distintas panzerdivisionen se agrupaban en una unidad táctica bajo el mando supremo del general Guderian, apoyada por importantes fuerzas aéreas de asalto, las de los Stuka capaces de bombardear en picado.  En estas diferencias tácticas radicaría, para muchos, la principal razón de la rápida derrota militar francesa en 1940.

                Para saber más.

                Airey Neave, The Flames of Calais. A Soldiers Battle 1940, Londres, 2003.