EL TIEMPO EN NUESTRAS MANOS.

31.12.2023 13:49

               

                Estas fechas son propicias a los balances, a las reflexiones y a los buenos propósitos, como si de muchas personas se apoderara un vértigo ante la cercanía de un nuevo año. Los cuentos de Navidad nos muestran lo que somos y lo que deberíamos de ser, a veces con un gusto amargo que no disuelve ningún dulce de estos días. Estas reflexiones no vienen de ahora, y en la Gran Bretaña victoriana ofrecieron sus buenos frutos. El gran H. G. Wells publicó en 1895 La máquina del tiempo, que tendría una celebrada versión cinematográfica en 1960, llamada en España El tiempo en sus manos.

                Rodada un poco antes de la crisis de los misiles, punto culminante de la Guerra Fría, la película nos dice mucho sobre su tiempo, por mucho que se haga viajar a su protagonista a un futuro lejanísimo. Nuestra visión del futuro expresa nuestro juicio del presente al calor del pasado.

                Una cierta nostalgia por la época victoriana se hace presente, aunque su ciencia no siempre sea bien asumida por más de un pedante ni utilizada por más de uno. El viaje del protagonista a través del siglo XX está marcado por la guerra, convertida finamente en atómica. El horror nuclear martiriza un sofisticado Londres y el mundo, cuya naturaleza clama contra la barbarie humana. La condena del apocalipsis provocado por la estupidez de la gente es clara.

                Tras muchos siglos después, el mundo recupera un aire paradisiaco, pero aquí también hay serpientes. Una parte de la humanidad se ha convertido en el rebaño, desprovisto de brío, de los brutales depredadores del subsuelo, una situación que será quebrada por el viajero del tiempo, un nuevo Prometeo que ofrece una lección de dignidad y dispuesto a trasladar su amor por el saber a un futuro incierto. Al final, el mensaje es optimista: la persona se impondrá sobre la estupidez.

                A punto de concluir el complejo 2023, con sus conflictos y amenazas de todo tipo, cabría preguntarse qué singladura le enunciaríamos a un viajero del tiempo que partiera al anochecer de este 31 de diciembre.

                Víctor Manuel Galán Tendero.