EL JUEGO DE TRONOS DE LA GALIA Y EL ROMANO REINO DE SOISSONS. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

12.05.2021 16:21

               

                El siglo V ha sido presentado habitualmente como el del final del imperio romano en Occidente, tras una larga agonía causada por sensibles problemas internos y ataques externos. Lo cierto es que en el 476 se depuso al emperador Rómulo Augústulo, y distintos poderes germánicos terminaron de repartirse los dominios romanos. Sin embargo, tal versión se ha matizado más recientemente. Al fin y al cabo con la deposición de Rómulo Augústulo se volvió a reunir todo la autoridad romana en manos del emperador de Oriente Zenón, en teoría. La sociedad romana tampoco desapareció bajo el dominio de los gobernantes germanos, algunos tan romanizados como los visigodos. Incluso más allá del 476 pervivió en la Galia del Norte un reducto romano, el llamado reino de Soissons.

                Sus raíces se encuentran en la administración de la época bajo-imperial, en la que la prefectura del pretorio de las Galias estaba al frente de las diócesis gala, hispana y britana desde el 395. El emperador Constantino encargó las funciones militares de los prefectos a los maestres militares. El emperador Mayoriano (457-461) nombró magister militum de la Galia a Egidio para combatir a sus rivales, que prosiguió al frente de sus responsabilidades tras ser asesinado aquél.

                Emergía así una Galia romana cada vez más independiente, dadas las turbulencias políticas de la época, cuyo núcleo se encontraba entre los ríos Somme y Sena, destacando sus ciudades de Senlis, Beauvais, Soissons y París.  Con posterioridad, el cronista franco Gregorio de Tours llamaría al hijo de Egidio, Siagrio, rey de los romanos, aunque solamente ostentara el título de dux. Era una muestra de la consideración política que mereció.

                Egidio tuvo que bregar con una situación política harto complicada, por mucho que la derrota de los hunos de Atila años atrás hubiera alejado ciertos peligros. Después de haber forzado la abdicación de Mayoriano y comisionado su asesinato, el patricio Ricimero (el gran hacedor de emperadores del siglo V) le retiró el título de magister militum a Egidio, que se propuso entonces avanzar contra Italia. Ricimero indujo a los visigodos de Tolouse, regidos por Teodorico II, a conquistar tierras al Norte del Loira. Tuvo Egidio el acierto de formar una coalición con los alanos y los francos salios contra los poderosos visigodos. En la batalla de Orleans del 463 se impusieron los coaligados.

                La victoria no sirvió a Egidio para avanzar posiciones hacia Italia e Hispania, quedando sus dominios aislados por un cinturón de posesiones en manos germanas. Al parecer tuvo buenas relaciones con los declinantes romanos de Britania, que pudieron solicitarle ayuda, y combatió a los sajones en Angers. Gregorio de Tours nos informa que incluso llegó a gobernar a los francos durante el destierro de Childerico, un verdadero general romano, a su modo, que gobernaría la provincia de Bélgica Secunda, y que fue padre del conquistador Clodoveo.

                Al morir en el 464 o el 465, por enfermedad o caer en una emboscada,  fue sucedido por su hijo Afranio Siagrio. En el 476 no aceptó al hérulo Odoacro como gobernante de Roma, y mandó una embajada a Constantinopla, la sede de la Roma oriental. Sin embargo, el emperador Zenón reconoció a su rival. Siagrio rompió en consecuencia sus vínculos con la corte imperial.

                En el 486 fue derrotado en la batalla de Soissons por las fuerzas del franco Clodoveo, que pasaría más tarde por ser el forjador de Francia, aunque sus raíces se remontaran a gentes como las vencidas. Tras ser derrotado, Siagrio escapó al Sur del Loira, a la corte del visigodo Alarico II. Ante las amenazas francas, lo capturaron y lo entregaron a Clodoveo, que ordenó su decapitación. En el 507, los de Alarico II también serían vencidos por los francos en la batalla de Vouillé. Los distintos poderes que en el siglo V campearon por la Galia cedieron finalmente ante el de los francos.

                Para saber más.

                Arther Ferrill, La caída de Imperio Romano. Las causas militares, Madrid, 1999.