EL EJÉRCITO BIZANTINO HACIA EL AÑO MIL. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

01.08.2017 13:13

               

                En el siglo X el ejército del imperio bizantino podía preciarse de ser uno de los mejores del mundo. Admirador de su tradición, León VI el Sabio escribió su célebre Taktika, en la que honró las disposiciones que se hacían remontar al emperador Mauricio. La pérdida de importantes territorios a manos de los musulmanes, le obligó a dotarse de una organización defensiva más estricta, más cercana al terreno (la de las themas) y a dosificar con inteligencia sus despliegues tácticos, adaptándose al enemigo a combatir para batirlo mejor. Se ha comparado esta organización con la del Bajo Imperio Romano.

                La célula de este ejército era el bandon de 256 soldados en la infantería y de 300 en la caballería, estructurado respectivamente en pelotones de dieciséis y cincuenta personas. De tres a cinco células de este tipo formaban una moira, y tres de éstas una turma. Sobre el papel una fuerza de infantería de este tipo podía alcanzar un máximo de 3.840 soldados y una de caballería de 4.500, equivalentes (con matices) a los efectivos de una legión romana. Algunos historiadores han sostenido que los bizantinos fueron capaces de movilizar hasta 120.000 soldados, pero cálculos más modestos reducen la cifra a la mitad.

                Este ejército contó con sus unidades selectas. En Constantinopla se estacionaron cuatro moiras de caballería, reforzadas con efectivos de infantería. En la guardia personal del emperador figuraron soldados varegos. La creciente presión de los pueblos nómadas de Asia, como los cabalgadores turcos, determinó un aumento de los efectivos de arqueros montados.

                Cuando las tropas iban en campaña, un cuerpo especializado de constructores las acompañaba para alzar los campamentos al modo romano antes de alcanzar el final de la etapa diaria. La impedimenta era trasladada en carros, que por la noche conformaban un círculo de protección. Médicos y sacerdotes acompañaban también a esta fuerza al combate.

                A nivel defensivo, el imperio bizantino distribuyó sus tropas territorialmente en themas, en particular tras los grandes avances de los musulmanes en Oriente Próximo y el Norte de África. A la protección de Anatolia se le prestó mucha atención. Los soldados tenían derecho a un lote de tierra a cambio de su servicio. Un stratego dirigía cada thema con la asistencia de tres administradores civiles que se encargaban de la recaudación de los impuestos y de los pagos de las tropas, funciones de vital importancia en la frontera oriental del imperio. Alrededor del año mil, el imperio disponía de cuarenta y seis themas, cada una con efectivos que iban de los 4.000 a los 10.000 soldados, entre una y dos turmas.

                Técnicamente, el ejército bizantino dio sobradas muestras de organización, entereza e inteligencia. Su declive posterior tuvo que ver con factores de mando imperial y de evolución socio-económica a los que no pudo presentar batalla.