18.02.2024 11:33
Luis XIV abrió hostilidades con la Monarquía española en mayo de 1667, iniciando la llamada guerra de Devolución. Aunque su principal frente de guerra estuvo en los Países Bajos, en la Península se temió algún ataque de los franceses o de sus aliados, especialmente por la frontera de Portugal, que se reconocería oficialmente por el tratado de Lisboa el 13 de febrero de 1668. Don Juan José de Austria informó en noviembre de 1667 a la reina regente sobre las fuerzas militares en España.
El despliegue de la infantería es elocuente del temor a un ataque portugués:
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Territorio |
Oficiales |
Soldados |
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Extremadura |
2.602 |
7.500 |
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Galicia |
733 |
5.768 |
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Castilla la Vieja |
106 |
731 |
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Cataluña |
482 |
2.203 |
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Armada (en el mar) |
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2.764 |
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Armada (en tierra) |
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600 |
En suma, 3.923 oficiales para 19.566 soldados; es decir, cinco soldados por oficial, lo que demuestra el estado de decaimiento de los efectivos españoles. Una situación muy pareja se daba en las fuerzas de caballería:
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Territorio |
Oficiales |
Soldados a caballo |
Soldados a pie |
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Extremadura |
819 |
4.488 |
1.334 |
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Galicia |
253 |
1.554 |
563 |
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Castilla la Vieja |
186 |
462 |
405 |
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Cataluña |
33 |
401 |
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En total, 9.207 soldados para 1.291 oficiales, con siete soldados por oficial. Los escuadrones de caballería apoyaban la acción de la infantería y a veces tomaban la iniciativa del ataque en condiciones poco favorables.
Fuente.
Henry Kamen, La España de Carlos II, Barcelona, 1981, p. 558.
