EL COSTE DE LOS PRESIDIOS ESPAÑOLES DEL SIGLO XVII. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

09.05.2020 18:38

                A toda fortificación avanzada en territorio peligroso se le ha conocido como presidio, que hoy en día tiene claras connotaciones penales. Durante los siglos medievales, los delincuentes de delitos como asesinatos (los homicianos de Castilla) pudieron redimir su condena sirviendo militarmente en aquellos puntos fortificados.

                Los presidios o puntos fuertes del imperio español contaron con tropas regulares de variada procedencia y calidad desigual, cuyas condiciones de vida no fueron buenas en muchas ocasiones. Con todo, comportaron un elevado gasto para la Monarquía hispánica. En 1603, el Consejo de Hacienda destinó con carácter anual las siguientes sumas de ducados del servicio de los dieciocho millones:

Capitán general de la artillería y su plana mayor

21.000

Guarnición de Orán (1.500 infantes y 200 caballos con oficialidad)

95.000

Guarnición de Melilla y del Peñón (700 infantes y 500 caballos)

27.000

Guarnición de Cádiz (300 infantes)

10.500

Guarnición de San Sebastián y Fuenterrabía (1.000 infantes)

54.000

Guarnición de Pamplona (1.000 infantes)

54.000

Guarniciones de Aragón (1.000 infantes)

54.000

Guarniciones de Cataluña y del Rosellón (1.000 infantes y 400 caballos)

64.000

Guarnición de Ibiza (300 soldados)

10.000

Guarnición de Menorca (400 soldados)

14.000

Gente de guerra de Galicia

52.000

Guarnición de Málaga

2.000

Guarnición de Cartagena

3.000

Guarnición de Santander

2.000

 

                Destacó dentro del conjunto Orán. En total se gastaron al año 462.500 ducados. Los pagadores de los presidios se encargaron de las oportunas operaciones.

                A lo largo del siglo XVII, se les permutó a muchos aristócratas su servicio de lanzas por el pago del salario de los soldados de los presidios, a razón de 60 reales mensuales por cada uno en 1632. No se evitó que se padecieran con todo atrasos en los pagos, como los del conde de Benavente en 1651.

                Sufragar y mantener las guarniciones de los presidios resultó complicado para las autoridades españolas. Se avisó en 1667 a la Chancillería de Valladolid que no visitara a los reos destinados a los presidios para evitar mermas de efectivos.

                Por ello, se asignaron ya en 1632 a los municipios unos 18.000 soldados, aportando uno cada cien vecinos u hogares. Dos años después, se tuvo que acortar el contingente a 12.000 hombres, en medio de fuertes dificultades demográficas y económicas, con la particularidad de mantener además la dotación militar de la Armada del Océano, vital para las comunicaciones entre la Península y las Indias.

                El sistema de los presidios también se aplicó en el territorio de la América española. Los presidios de la frontera de la Nueva España tuvieron justa fama de dureza y tuvieron que ser sufragados por los situados del virreinato, con dificultades similares a los norteafricanos. Defender los límites imperiales no fue ni sencillo ni barato.

                Fuentes.

                ARCHIVO GENERAL DE SIMANCAS.

                Patronato Real, legajo 87, documento 254.