EL BENEVENTO LOMBARDO, LA POCO BÁRBARA EDAD MEDIA. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

25.08.2020 10:50

                El Sur de la península Itálica ha sido un territorio muy disputado a lo largo de los siglos, particularmente a la caída del Imperio romano de Occidente. Su riqueza atrajo a varios conquistadores, como el grupo de guerreros lombardos capitaneados por Zoto, que entre el 571 y el 590 se hicieron con el dominio de Benevento.

                Combatieron a los bizantinos con denuedo, pero no pudieron conquistar la ciudad de Nápoles. Con astucia, reconoció aquél a los reyes lombardos del Norte, del valle del Po. Tal fue el punto de arranque del ducado de Benevento.

                Capua cayó bajo los conquistadores lombardos, pero los bizantinos mantuvieron Nápoles, Amalfi, Gaeta, Sorrento, Calabria y las ciudades de Apulia, como Otranto o Bari. Llegaron a intervenir los lombardos de Benevento en el 662 en la política de la Lombardía septentrional, afirmándose como un importante poder.

                Tradicionalmente, se ha considerado a los lombardos elementos destructivos de la cultura clásica, en línea con la imagen más siniestra de la Edad Media. Sin embargo, los recientes estudios de Nicholas Everett demuestran que prosiguieron las pautas administrativas romanas e impulsaron la alfabetización en una tierra con gran importancia de la cultura griega. Sus duques confirmaron sus documentos con anillos de sello. El monasterio de Monte Cassino, cuya segunda fundación data del 718, tuvo una destacada importancia, asociándose al desarrollo de la llamada escritura beneventana, que perduró hasta el siglo XIII e influyó en la aparición de la gótica, según algunos especialistas.

                Cuando Carlomagno dominó el Norte lombardo, el duque Arechis II se empeñó en convertir Benevento en una segunda Pavía. Se alzaron nuevas murallas y se erigió un nuevo palacio con su templo aledaño, remodelando la anterior ciudad. En esta situación, la vida urbana no decayó.

                Temporalmente, los lombardos de Benevento se sometieron en el 787 al triunfante Carlomagno, que asedió Salerno. Los bizantinos entraron igualmente en campaña al año siguiente, disputándose con los francos el Sur de la bota italiana. El ducado de Benevento parecía a punto de ser engullido, pero sobrevivió.

                Además, en el siglo IX recuperó su fuerza expansiva. Se conquistó Amalfi y se impuso tributo a Nápoles, mientras el imperio carolingio se deshacía y era atacado por otros. En aquel momento el peor enemigo de los lombardos beneventanos fueron ellos mismos, enfrentándose entre sí en guerras internas, en un proceso con similitudes en otros territorios de la Europa feudal.

                El ducado se dividió en dos principados rivales, el de Benevento y el de Salerno, mientras el señor de Capua se convirtió en un poder independiente. Con tal fragmentación en un área comercial especialmente atractiva, los musulmanes de Sicilia y del Norte de África redoblaron sus ataques. También volvieron a la carga, que retomaron de los islamitas Bari en el 876.

                En el 899 el señor de Capua Atenulfo el Grande logró unir los dos principados e introdujo el sistema de cogobierno de los hijos y sucesores de los duques, lo que no evitó a la larga las disputas y las consiguientes intromisiones exteriores, como la de los normandos. En 1053 su dirigente Roberto Guiscardo sometió Benevento, pero lo entregó a titulares lombardos débiles. En el 1078 terminó la ficción y el poder normando sustituyó definitivamente al lombardo.

                Bibliografía.

                Nicholas Everett, Literacy in Lombard Italy, c. 568-774, Cambridge, 2003.

                Jörg Jarnut, Storia dei Longobardi, Turín, 2002.

                Sergio Rovagnati, I Lombardi, Milán, 2003.