CORAZÓN DE LEÓN, CONQUISTADOR DE CHIPRE. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

17.10.2014 22:34

 

                Se hizo a la mar desde Mesina la armada de Ricardo Corazón de León un 10 de abril de 1191. Parecía dirigirse ya a Tierra Santa tras su azarosa estancia en Sicilia, pero el mar le deparó una sorpresa y a la larga una oportunidad.

                Los fuertes vientos le llevaron a Creta. Desde allí pudo seguir hasta Rodas, donde estuvo entre el 22 de abril y el 1 de mayo. Sin embargo, no todos sus barcos le siguieron.

                La nave donde viajaba su hermana Juana y su prometida la navarra Berenguela fue a parar a la costa meridional de Chipre, cerca de Limassol. La helenizada isla estaba gobernada por el bizantino Isaac Ducas Comneno, contrario a la autoridad del emperador de Constantinopla. Había buscado la alianza de la Sicilia normanda y del mismísimo Saladino para mantener su posición, imponiendo a sus súbditos griegos una pesada carga tributaria.

                A Juana y a Berenguela las intentó cautivar, intentando hacerlas bajar de su nave con engaños para hacer aguada. La enérgica hermana de Corazón de León se hizo fuerte en la embarcación a la espera de ayuda.

                    

                Ricardo llegó el 8 de mayo, dirigiéndose con sus primeras fuerzas hacia Limassol, mientras Isaac se replegaba. El bizantino tentó las artes de la diplomacia, y en el campamento expedicionario ofreció al rey dinero y ayuda para la Cruzada. En su interior, sin embargo, consideró débil a Ricardo, y se aprestó a hostilizarlo por todos los medios.

                Craso error. Pronto llegaron las huestes restantes de Corazón de León, que se mostró expeditivo. Cayó Limassol el 11 de mayo, y al día siguiente contrajo matrimonio con doña Berenguela en su capilla de San Jorge.

                                                            

                El rey Felipe de Francia ya se encontraba en Tierra Santa junto con importantes contingentes alemanes, haciendo saber a su aliado inglés que apresurara su llegada. El rey Ricardo, en lugar de hacerlo, se aprestó a la conquista de Chipre. Tomó la importante plaza de Famagusta, y en Kantara libró una reñida batalla con Isaac, cuyas fuerzas fueron equipadas con flechas ponzoñosas. Corazón de León se alzó con la victoria, y entró en Nicosia, donde convalecería de enfermedad.

                Mientras el bizantino resistió desde sus fortificaciones de kantara, Buffavento, San Hilario y Kyresia, que finalmente cayeron gracias a la maestría del rey Guido, aliado palestino del inglés. Se cargó a Isaac con cadenas de plata ante Corazón de León, convertido en el nuevo señor de la isla de Chipre.

                Los griegos, hartos del derrocado gobernante, lo acogieron con simpatía, sin reparar en su actuación siciliana. La decepción llegó con rapidez, especialmente cuando Ricardo impuso un tributo del 50% sobre sus fortunas. El 5 de junio partió desde Famagusta hacia Siria, dejando a Ricardo de Camville y Roberto de Turnham al frente de la isla.

                Posteriormente Felipe de Francia le reclamó la mitad de Chipre, a lo que replicó Ricardo pidiéndole a cambio la mitad de Flandes. La conquista inquietó a Constantinopla, que temió que la Cruzada fuera una excusa para desposeerla, y brindó una sólida posición a la cristiandad occidental más allá de la caída de San Juan de Acre en 1291. Demostró, además, el temple aventurero del enérgico Corazón de León.