CALENDARIOS, LOS SEÑORES DEL TIEMPO DEL MUNDO ANTIGUO. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

13.11.2020 10:22

               

                El calendario o el dominio humano del tiempo.

                La palabra calendario proviene de la palabra latina calendarium o libro de contabilidad de los romanos, que a su vez se deriva de calendas, el primer día del mes según la luna nueva en la antigua Roma.

                Según el movimiento del sol o el de la luna, el calendario cuenta el tiempo por días, semanas, meses y años. Así se organizan las actividades humanas según el ritmo de las estaciones.

                Toda comunidad humana ha tenido, tiene y tendrá un calendario, acomodado a su territorio, clima, sabiduría y tradiciones, pues es un elemento tan necesario como imprescindible para la vida de las personas.

                ¿Quiénes fueron los creadores del calendario?

                Es muy probable que los grupos de cazadores y recolectores del Paleolítico ya tuvieran algún tipo de calendario, pero no lo conocemos. Del Mesolítico, de hace unos 10.000 años, dataría el calendario de Aberdeenshire (Escocia). Aquellas gentes cavarían una serie de hoyos que representarían las distintas fases de la luna.

                El círculo megalítico o crómlech de Stonehenge (utilizado por las personas entre el 3100 y el 2000 antes de Jesucristo) ha sido interpretado como un verdadero observatorio astronómico, pues el sol durante el solsticio de verano atraviesa su eje, donde se han encontrado huesos de animales y objetos, que han sido interpretados como los restos de las celebraciones de aquel día.

               Los matemáticos de Mesopotamia.

                Entre el 3500 y el 2300 antes de Jesucristo se desarrolló en el Sur de Mesopotamia la civilización sumeria, con una compleja agricultura e importantes ciudades. Los sumerios dividieron el día en doce partes u horas, con treinta minutos cada una.

                Con la ayuda del sistema numérico sumerio de base 6 y 10, los babilonios dieron un paso más hacia el 1800 antes de Jesucristo al dividir el día en veinticuatro horas de sesenta  minutos, aunque no abarcara el período de la noche. Sus astrónomos conocían los cinco planetas de Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, cuyo número multiplicaron por doce (la cifra de los meses del año). Así obtuvieron sesenta, el equivalente de la sexta parte de la circunferencia. Los babilonios añadieron hacia el 1000 antes de Jesucristo un mes más para corregir los desajustes con el ritmo natural de las estaciones.

                Los egipcios establecen un sofisticado calendario.

                Los antiguos egipcios distinguieron tres grandes etapas o estaciones del año: la inundación del río Nilo, la crecida de las platas y la cosecha.

                Cada una de las tres estaciones tenía cuatro meses, con unos treinta días cada uno por término medio. Para completar los 365 días del año solar, intercalaron cinco días más. Este calendario solar era el más importante de Egipto. No obstante, también emplearon un calendario lunar para determinados ritos religiosos, como los de la luna nueva.

                Veamos en este cuadro el nombre de cada mes, el dios al que iba dedicado, su duración según nuestro calendario y sus celebraciones y situaciones específicas:

NOMBRE DEL MES.

DIVINIDAD A LA QUE IBA DEDICADO.

DURACIÓN EN NUESTRO CALENDARIO.

CELEBRACIONES Y SITUACIONES.

THOTH

Dios de la sabiduría, la medicina y la ciencia.

Del 11 de septiembre al 10 de octubre.

El Festival de Año Nuevo, en el que la crecida del Nilo es máxima.

PAAPI

Dios del Nilo y de la fertilidad.

Del 11 de octubre al 9 de noviembre.

Los campos comienzan a verdear.

HATHOR

Diosa del amor, la belleza, la música y la felicidad.

Del 10 de noviembre al 9 de diciembre.

Máximo crecimiento de la vegetación en Egipto.

KHOIAK

En honor del buey sagrado Apis.

Del 10 de diciembre al 8 de enero.

Solsticio de invierno.

Renacimiento de Osiris.

TOBA

Dios de la lluvia.

Del 9 de enero al 7 de febrero.

Tiempo de las lluvias.

MEKHIR

Dios de las tormentas.

Del 7 de febrero al 9 de marzo.

Tiempo de los vientos tempestuosos e inicio del calor.

PAREMHAT

Dios de la guerra.

Del 10 de marzo al 8 de abril.

Equinoccio de primavera.

RENENUTET

Diosa de la cosecha.

Del 9 de abril al 8 de mayo.

Celebración en honor de los gatos.

PAKHONS

Dios de la luna y mensajero de los dioses.

Del 9 de mayo al 7 de junio.

Bendición de la cosecha.

PAONI

Dios del sol Horus.

Del 8 de junio al 7 de julio.

Solsticio de verano.

EPEP

Diosa serpiente.

Del 8 de julio al 6 de agosto.

Las serpientes salen de tierra por el gran calor.

MESORI

Dios Horus como hijo del sol.

Del 7 de agosto al 5 de septiembre.

Se inicia la crecida del Nilo y se celebran los misterios de Osiris.

NASI

El mes más pequeño.

Del 6 de septiembre al 10 de septiembre.

Se celebra a los principales dioses.

 

                Los distintos calendarios chinos.

                Al comienzo, la civilización china se inclinó por calendarios solares. Uno de 365 días se dividía en cinco partes de setenta y tres días por los cinco elementos de la madera (primavera), el fuego (verano), la tierra (las épocas de cambio estacional), el metal (otoño) y el agua (invierno). Tales elementos trazaban un verdadero ciclo para los pensadores chinos, al igual que el año, pues la madera alimentaba el fuego, el fuego se convierte en ceniza y tierra, la tierra transporta metales, el metal acumula agua y el agua impregna la madera.

                Otro calendario solar chino tenía cuatro trimestres al año, con semanas de diez días y meses de tres semanas. 

                Desde el año 1000 antes de Jesucristo, se estableció que el año comenzara el día de la luna nueva antes del solsticio de invierno. Sin embargo, hubo modificaciones (en parte por las rivalidades entre distintos Estados por el control de China) y otros poderes decidieron que el inicio fuera en la luna nueva después del solsticio invernal.

                Con la unificación de China en el 221 antes de Jesucristo se impuso el calendario Qin, perfeccionado más tarde. El inicio del año se fijó en el 18 de febrero. Dentro del año solar, se distinguen doce meses lunares y diez días. Para evitar los desajustes, se intercalan siete meses a lo largo de diecinueve años.

               La impresionante piedra del sol.

                En la antigua América Central, una civilización como la maya elaboró un complejo calendario, que tenía una cuenta solar de 365 días y una lunar de dieciocho meses, entre otras. Cada uno de sus ciclos abarcaba cincuenta y dos años.

                Los aztecas tomaron mucho del mismo, plasmándolo en la notable piedra del sol, de 3´6 metros de diámetro y 24.590 kilogramos de peso.

                Los cultivos y el calendario.

                El ritmo estacional de los cultivos plantados y cosechados por las personas tuvo una gran importancia en el calendario.

                En el siglo XV, los incas del Perú anterior a la llegada de los españoles tenían un calendario de doce meses, que se iniciaba en nuestro mes de diciembre. Su ritmo era así:

NOMBRE DEL MES.

EQUIVALENTE EN NUESTRO CALENDARIO.

CELEBRACIONES Y SITUACIONES.

RAYMI

Diciembre.

Descanso del sol y plantío de las patatas.

CAMAY

Enero.

Gran fiesta del maíz. Arado de la tierra por las lluvias.

HATUN PUCUY

Febrero.

Vigilar el maíz por las noches.

PACHA PUCUY

Marzo.

Cazar los pájaros que rondan por los campos de maíz.

ARIGUAQUIZ

Abril.

Maduración del maíz.

AUCAY CUZQUI

Mayo.

Cosecha del maíz.

AYMORAY

Junio.

Reposo tras los trabajos de la cosecha.

CHAHUA HUARQUIS

Julio.

Distribución de tierras y almacenaje del maíz y de las patatas cosechadas.

YAPAQUIS

Agosto.

Nuevos trabajos de arado.

COYA RAYMI

Septiembre.

Siembra del maíz.

HOMA RAYMI YAPAQUIS

Octubre.

Celebración del origen de las cosas.

AYAMARCA

Noviembre.

Celebración a los difuntos y riego del maíz.

 

               Las grandes fiestas de los celtas.

                Cada civilización acomodaba sus grandes celebraciones a sus variaciones estacionales, ya que el clima de Egipto es distinto del clima de la Europa al Norte de los Alpes.

                En 1897, se descubrió en Coligny (Francia) importantes restos de una mesa de calendario, en bronce, de los celtas, pueblos que formaron una civilización que floreció entre los siglos VI y I antes de Jesucristo entre el interior de la península Ibérica y el centro de Europa.

                Los pueblos celtas tenían cuatro grandes celebraciones:

                HALLOWEEN o SAMAIN. Se celebraba entre finales de octubre y comienzos de noviembre. Con esta festividad se iniciaba el año para los celtas. En Irlanda, se conmemoraba la batalla entre los dioses que costó la vida al temible Aquiles celta, el héroe Cú Chúlainn. Tal festividad era la ocasión propicia para recabar la adivinación de lo que sucedería en el año entrante, pues al acercarse el invierno los muertos podían ponerse en contacto con mayor facilidad con los vivos. El culto a los difuntos tuvo una gran importancia entre los celtas, que creyeron en la transmigración del alma según algunos autores. Por ello, las celebraciones daban comienzo una vez puesto al sol, al permitir la oscuridad contemplar con mayor nitidez a los muertos y a otros seres.

                IMBOLC. Se celebraba a comienzos de febrero. Era el momento de las grandes alegrías que anunciaban la cercanía de la primavera. Se dedicaba a la diosa Brigh o Brigit, la de la sabiduría. Para evitar las enfermedades, se bendecía a los ganados mojándolos con agua de las fuentes, de gran valor para los celtas, y se les hacía pasar a través del fuego de las hogueras. Con la cristianización de Europa, la celebración de San Antón tomó numerosos elementos suyos.

                BELTAINE o BELENOS. Se celebraba entre finales de abril y principios de mayo, correspondiendo al comienzo de la mitad luminosa y cálida del año. Se hacían entonces suculentos banquetes y se tenía a bien practicar juegos de carácter fálico como el de la cucaña, pues tal fiesta conmemoraba la fertilidad. Era el momento adecuado para concertar los matrimonios, que entre los celtas tenía un verdadero año de prueba, pasado el mismo podía disolverse sin más.

                LUGNASAD. Se celebraba a comienzos de agosto y era la principal festividad de los celtas, dedicada al poderoso dios Lug, cuando este dios nacido de la luz se casó con la diosa Tierra. Entonces se reunían las distintas gentes para tratar asuntos muy diversos, como dirimir sus diferencias bajo los druidas. Aprovechando la afluencia de gentes, se celebraban importantes ferias o mercados, así como pruebas de habilidad juveniles, competiciones de carros y de poesía. Si los carros eran importantes para el combate de los celtas, no menos lo eran los bardos para su cultura. De no celebrarse tales juegos, el año podía ser terriblemente nefasto.

                Las grandes fechas hebreas.

                Los hebreos emplearon un calendario solar y lunar, al igual que los chinos. Se dividía en doce meses lunares, pero también se intercalaba un decimotercer mes en tres años de cada ciclo de ocho, lo que daba origen a los años bisiestos o preñados. Sus días más destacados fueron:

                El primer día del mes de NISÁN (entre marzo y abril), que conmemoraba su salido de Egipto. Aquí se encuentran los orígenes últimos de la Semana Santa cristiana.

                El primer día del ELUL (entre agosto y septiembre), en el que se pagaban los impuestos del ganado.

                El primer día del TISHREI (entre septiembre y octubre), que conmemoraba la creación del mundo. Entonces daban inicio los años sabáticos y los jubileos. Cada siete años se celebraba un año sabático, en el que las tierras quedaban en barbecho para recuperar su fertilidad, y cada cincuenta se hacía un jubileo, en el que las deudas se perdonaban y se liberaban a los esclavos.

                El primer día del SHEVAT (entre enero y febrero), la gran festividad de los árboles o del despertar de la naturaleza.

                El calendario lunar y solar de la antigua Atenas.

                Los atenienses tuvieron un calendario de doce meses lunares, con once meses de treinta días y un mes de veintinueve. Como el año tenía 354 días, once menos que los 365 del año solar, se añadía e intercalaba cada tres años un mes de treinta días. Su calendario era lunar y solar.

                En el siglo V antes de Jesucristo lo reformaron. En cada agrupación de ocho años, intercalaron el decimotercer mes el tercer, el quinto y el octavo año.             

NOMBRE DEL MES.

DIVINIDAD A LA QUE IBA DEDICADO.

EQUIVALENTE EN NUESTRO CALENDARIO.

CELEBRACIONES Y SITUACIONES.

HECATOMBEÓN

Apolo, Atenea y Hera.

Julio.

Fiestas de la paz y sacrificios de animales en honor a los dioses.

METAGITNIÓN

Apolo.

Agosto.

Tiempo de los cambios y las mudanzas.

BOEDROMIÓN

Apolo y Artemisa.

Septiembre.

Oráculos que ayudan ante el peligro y la guerra.

PIANEPSIÓN

Apolo y Zeus.

Octubre.

Ofrendas por las cosechas.

MEMACTERIÓN

Zeus.

Noviembre.

Tiempo de las tempestades.

POSIDEÓN

Poseidón.

Diciembre.

Ritos para propiciar la tranquilidad de los mares.

GAMELIÓN

Dionisio.

Enero.

Tiempo de las bodas.

ANTESTERIÓN

Dionisio.

Febrero.

Fiestas de las flores o del despertar de la naturaleza.

ELAFEBOLIÓN

Artemisa.

Marzo.

Tiempo de llegada a Atenas de los visitantes, como los comerciantes forasteros.

MUNIQUIÓN

Artemisa.

Abril.

Tiempo de caza. Se sacrificaban ciervas vestidas como mujeres.

TARGELIÓN

Artemisa y Apolo.

Mayo.

Agradecimiento por las primeras cosechas y ofrendas para evitar la peste.

ESCIROFORIÓN

Atenea.

Junio.

Ritos en honor de los dioses, propiciatorios de la abundancia.

 

                Se intercalaba el decimotercer mes entre POSIDEÓN y GAMELIÓN, que recibió en el siglo II el nombre de HADRIANIÓN en honor del emperador romano Adriano, cuando Atenas ya formaba parte de los dominios de los romanos.

                Los romanos y su calendario.

                Según su tradición, el segundo rey de Roma, Numa Pompilio (753-674 antes de Jesucristo) reformó el calendario establecido por Rómulo, el fundador de Roma. Dividió el año en doce meses, añadiendo los de enero y febrero. Lo cierto es que los romanos tomaron elementos del calendario de los etruscos, que controlaron Roma entre los siglos VII y VI antes de Jesucristo.

                Los romanos establecieron al principio un calendario de 304 días, distribuidos en diez meses: seis de treinta días y cuatro de treinta y uno. Los grandes sacerdotes o pontífices intercalaban cada dos años un mes suplementario para evitar el desfase astronómico entre el tiempo oficial y el estacional de la naturaleza. 

                Sin embargo, el mes no se intercalaba siempre por motivos astronómicos, sino políticos y particulares, como prolongar el periodo de gobierno de un magistrado. El calendario de los romanos llegó a tener serios problemas.

                Julio César reforma el calendario romano según los usos egipcios.      

                En el 46 antes de Jesucristo, Julio César ordenó su reforma. Tuvo la ayuda del sabio egipcio Sosígenes de Alejandría. El 46 antes de Jesucristo, correspondiente al 708 desde la fundación de Roma, fue llamado el año de la confusión y el siguiente el primero juliano. De esta forma se estableció el calendario juliano, que desde 1582 sería sustituido por el actual calendario gregoriano.

                Así nos cuenta en Los doce césares el historiador romano Suetonio (de fines del siglo I e inicios del siglo II) cómo Julio César reformó el calendario:

                “Se dedicó César entonces a la organización de la República. Reformó el calendario, entonces tan desordenado por culpa de los pontífices y por el abuso, ya antiguo, de las intercalaciones, que las fiestas de la recolección no coincidían ya en verano, ni las vendimias en otoño. Distribuyó el año según el curso del sol y lo compuso de trescientos sesenta y cinco días, suprimió el mes de intercalar y aumentó un día a cada año cuarto. Para que este nuevo orden de cosas pudiese dar principio en las calendas de enero del año siguiente, agregó dos meses, entre noviembre y diciembre, teniendo por lo tanto este año quince meses, contando el antiguo mes a intercalar que sucedía en el mismo.”

                Saturnales y Lupercales.

                Tras la derrota frente a los cartagineses de Aníbal en la batalla de Trasimeno, los romanos introdujeron las Saturnales, fiestas en honor del dios Saturno (el de la agricultura) con grandes regocijos. Se adornaban las casas particulares y se encendían velas para implorar la llegada de la luz natural, pues las Saturnales se celebraban entre el 17 y el 23 de diciembre. Son un verdadero precedente de nuestras Navidades.

                Por otra parte, nuestros Carnavales parten de las Lupercales, cuando los jóvenes o lupercos se dedicaban a azotar con correas de cabra a las sufridas mujeres que pasaban por su camino. El lobo, tan importante en la cultura romana, se asociaba con la fertilidad.

                ¿Por qué comenzamos el año el 1 de enero?

                Al principio, los romanos iniciaban su año por la luna nueva de Marzo, el mes dedicado a Marte, el dios de la guerra. Era cuando los romanos emprendían sus campañas militares, ya pasadas las inclemencias del invierno.

                Cuando los romanos invadieron la península Ibérica, se encontraron la fuerte resistencia de ciudades como la celtíbera Numancia (cercana a la actual ciudad de Soria) y tuvieron que adelantar en el 153 antes de Jesucristo el nombramiento anual de sus dos cónsules (los principales comandantes militares) al 1 de enero para que pudieran acudir puntuales a las campañas. Enero era el mes del dios Jano, el de las puertas o el de los comienzos. Los romanos lo representaron como el de las dos caras, una mirando al pasado y otra al futuro.

                Para saber más.

                Julius Thomas Fraser, Time, the Familiar Stranger, Universidad de Massachusetts, 1987.

                Gerald James Whitrow, What is Time? Oxford, 2003.