2014, IMPERIOS TAMBALEANTES Y NACIENTES CIUDADANÍAS.

30.12.2014 21:46

                

                A cien años del inicio de la brutal carnicería que conocemos como la I Guerra Mundial, el cetro de la Tierra se encuentra en manos de los Estados Unidos tras no pocas peripecias. La nueva Roma dista con mucho de la solidez de la clásica en sus mejores momentos, pues aquel mundo de las grandes regiones separadas no tiene la más mínima cabida bajo la globalización.

                La Pax Americana se nos muestra frágil a golpes de noticiario de vitriólicas imágenes. La injusticia social y la furia combativa la desafían a diario sin descanso, y los nuevos césares no encuentran augurios en los intestinos de algún pobre animal, sino en las cadenas de televisión planetarias con sus inacabables aparatos estadísticos y encuestadores, con sus tertulianos sempiternos y omniscientes. La imagen es una declaración de poder, por muy blando que se quiera presentar. El guante de seda en puño de hierro se convierte en una máxima de dominio más admirada que seguida, pues entre los puños del atlante estadounidense se han escabullido muchos problemas en este 2014 a punto de ingresar en la Historia.

                Por de pronto Rusia ha alzado sonoramente su voz, apuntándose un notable triunfo en Crimea. Las fuerzas integristas han combatido a brazo partido en el Oriente Próximo, recreando proyectos califales, haciendo trizas las ilusiones de aquella añorada primavera árabe. En los Estados Unidos no se ha querido ir a la guerra mucho más allá de los círculos gubernamentales, invocándose las temibles imágenes que van de Vietnam a Irak. La ausencia de las legiones ha animado a otros a entrar en batalla, sin rebozo. Los israelíes lanzaron una feroz e inhumana campaña contra los palestinos este pasado verano, que tanto tuvo que lamentar.

                La inacción no es patrimonio de los Estados Unidos, ya que es compartida por una inoperante en muchos casos Unión Europea, que no se ha decantado con decisión por un modelo político más atento a la ciudadanía y menos a los gobiernos. Ha asistido muda a la agresión contra Ucrania y casi indiferente a los dramas humanos de su frontera mediterránea. El principal mercado mundial no es hoy nada que se asemeje a una gran potencia, capaz de equilibrar a Estados Unidos, pero tampoco el espacio de cohesión social y territorial esperado. La política financiera auspiciada por Alemania ha sembrado un grave resentimiento social y territorial, mientras que la cohesión de los Estados integrantes se ha visto amenazada en Cataluña y en Escocia de forma variable.

                En esta Europa crece la indignación. Nuestra sociedad consumista no nos proporciona el bienestar humano prometido, el de nuestra realización como personas, y muchos no se resignan a su mala suerte. En Internet muchos manifiestan a todas sus horas su parecer, dando sentido a expresiones como opinión pública mundial o ciencia ciudadana, rompiendo subordinaciones y cuestionando el control informativo y cultural de las oligarquías de toda laya. HISTORIARUM ha tenido la dicha de nacer en el año que celebramos el veinticinco aniversario de la Caída del Muro, cuando los seres humanos lograron derribar un símbolo de la intolerancia tiránica.

                Los europeos no estamos solos en nuestro empeño de un mundo mejor, y los internautas chinos también han reclamado algo tan humano como la libertad y la dignidad. En Hong Kong se han batido por ellas, como también lo han hecho los iberoamericanos que han combatido los crímenes de la delincuencia organizada, los médicos que han plantado cara al ébola y los africanos que buscan un mañana más prometedor. Vivimos tiempos de tambaleantes imperios, pero también de emergentes ciudadanías. El 2015 promete ser apasionante.

                La redacción.