A VUELTAS CON EL ERARIO MUNICIPAL TARRACONENSE. Por Víctor Manuel Galán Tendero.

07.07.2014 22:19

    El manejo del dinero ha envenenado la vida de los municipios durante años y años. En 1759 dos apoderados de los gremios entraron a formar parte de la junta patrimonial de Tarragona. Muy pronto arrecieron las críticas hacia los regidores perpetuos, denunciados de dilapidar el dinero del común.

    Con un ingreso de 10.044 libras y unos gastos que no sobrepasaban las 7.700 anualmente se podía pasar muy bien. Claro que los regidores aquilataban la entrada de fondos en 6.210 libras y su salida en 11.090, y con desenvoltura respondieron en 1760 con un memorial no exento de vanidad y aderezado con alguna que otra pizca de ridiculez.

    Las multitudes no eran responsables, pues los criados nunca se podían conducir como señores servidores de lo público, lo que degeneraba a su criterio en agresiones contra Dios y el rey. La ciudad de Tarragona no podía comportarse con la estrechez de un villorrio. Los criados podían dar buena cuenta de los sobrantes vasos de chocolate servidos en los refrigerios caballerescos. El mayordomo del patrimonio local debía de lanzar a los pobres las monedas con generosidad en el transcurso de las entradas de los nuevos arzobispos.

    Verdaderamente Tarragona padeció una Historia desafortunada desde décadas. La carnicería aguantó los excesivos gastos de la Guerra de Sucesión, la cancelación de deudas de 1730-35 resultó angustiosa, la venta de pan a precios asequibles y la compensación a los fabricantes de aguardientes por el cobro del impuesto de la vendimia mermaron los fondos locales. Los imperativos militares del rey añadieron una carga todavía más pesada.

    Pese a su lacrimoso tono paternalista, los regidores tenían razón: cuadrar las cuentas era una tarea titánica. Sin embargo, los gremios manifestaron el sentir de los grupos de menestrales y comerciantes apartados del regimiento local tras la Nueva Planta. En el fondo el problema no era de monedas contantes y sonantes, sino de confianza pública.

    Fuente documental- Archivo Histórico Provincial de Tarragona, 218/1.9.2