A 200 AÑOS DE LA EMANCIPACIÓN. Simón Bolívar y la dignidad humana.

09.11.2014 10:06

             La mayoría de las personas suelen tener algunas cicatrices de nacimiento que se pueden observar a simple vista. Simón Bolívar no era una excepción, ya que tenía una gran cicatriz interna originada por el pueblo donde nació. Su mayor deseo era curarla a partir de unas leyes creadas por él, sin adaptarlas de otros países.

            Simón quería que el Gobierno fuera por y para el pueblo, y odiaba el uso que se le estaba dando al dinero, ya que este proporcionaba una separación entre pobres y ricos. Para él, todas las personas tenían los mismos derechos, sabiendo incluso que cada individuo tenía un carácter, un físico y una forma de pensar. Sólo condenaba la ignorancia, es decir, los seres sin estudios, y todo por una sencilla razón: Bolívar sabía que la enseñanza moral era la base de la mayoría de los conocimientos posteriores y los pueblos que, por unas razones o por otras, no han experimentado una educación o un conocimiento de las cosas en general no son conocedores de que todas las personas en el mundo tenemos derechos. Esto les hace ignorantes y dignos de caer en la esclavitud que tanto odiaba Simón Bolívar.

            En un pueblo en el que había un gran atraso político porque muchas personas desconocían la democracia, Simón tenía un fuerte pensamiento antiimperialista, en el que se reflejaba su huida de los tiranos y su absoluta negación a crearlos. Para evitar esta terrible creación quería dos cosas: la primera era que una misma persona no realizara dos funciones públicas, porque de esta forma no sería tentada a hacer las cosas a desgana y se centraría más en su profesión, dedicándole todo su tiempo. La segunda era que una persona no estuviera en el poder toda su vida, es decir, que hubieran cambios en los representantes de la política. De esta manera el tiempo no incitaría a las personas a caer en la corrupción.

                                                    

            El idealista Bolívar intentó aplicar sus ideas en países como Venezuela, Colombia, Panamá, Ecuador, Perú o Bolivia, pero no lo consiguió por la dinámica social de la Emancipación y por las propias dificultades de las campañas militares que emprendió, dignas de los grandes conquistadores españoles del siglo XVI. A veces se le acusó de caer en el bonapartismo dictatorial y falleció en casa de un amigo español desengañado del futuro de la revolución en Hispanoamérica. Pese a todo su ejemplo ha inspirado a muchos políticos iberoamericanos, que lo han considerado el Libertador, caso del venezolano Hugo Chávez.

                Mateo Carrión Balufo, Alejandro Lleó Benages, Carlos Navarro García, Diego Ochando Torres y Pablo Zarzoso Arribas.