¿A QUÉ IMPERIOS SE PARECIÓ EL ESPAÑOL? Por Víctor Manuel Galán Tendero.

16.08.2021 09:34

              A lo largo de la Historia se han sucedido distintos imperios, algunos de tanto prestigio como el romano. En una Europa imbuida de clasicismo, las comparaciones con Roma fueron frecuentes, y distintos regímenes se quisieron ver en el espejo romano. La España imperial también fue comparada con Roma, particularmente cuando se trataron las razones de su decadencia. Sin embargo, ambos imperios fueron muy distintos.

                De forma primigenia, la España imperial fue una monarquía con diferentes reinos agregados, en los que la prerrogativa real disfrutó de distinta autoridad. Como otras del Antiguo Régimen, se enfrentó a la urgente necesidad de dinero para sostener costosas guerras, un sino que también castigó a Francia e incluso a Inglaterra. Los excesivos impuestos causaron pobreza y descontento, con consecuencias políticas de primer orden. La singularidad española radicaría en los efectos lesivos de tal proceder en el tejido productivo de la Castilla central.

                Sin embargo, no solamente fue aquella España una monarquía del Antiguo Régimen, sino también en América un extenso imperio de colonización, el más grande de tal género antes del siglo XIX. Compartió su complejidad étnico-cultural con el portugués en Brasil, y tuvo una población de origen europeo considerable como las colonias británicas norteamericanas. Legalmente, los reinos indianos estuvieron vinculados a la Corona de Castilla, a despecho de no tener representación en Cortes.

                Si añadimos la avanzada de Filipinas, con la importante plaza de Manila, podemos aquilatar la complejidad del imperio español, que no tuvo ninguna monarquía agregada del Antiguo Régimen. A lo largo del tiempo, demostró reciedumbre, y su hundimiento final se debió más al descontento interno que a la presión militar exterior, por mucho que ésta contribuyera a aquélla.

                A este respecto funcional, el imperio español presenta paralelismos con el imperio otomano e incluso con la URSS, poderes en los que sus minorías rectoras intentaron reformas para preservar su fuerza internacional, asociada a un mensaje ideológico claro.